Cuando la imaginación se convierte en economía

Ninfas, combina uso de productos de importación y de producción local para cosmética natural. Foto: Raquel Sierra.

 

Jennifer Pupo, de 21 años, es la creadora del proyecto Ninfas, dedicado a la producción y comercialización de jabones, cremas, aceites, mascarillas, exfoliantes y otros para el cuidado personal de la piel, así como
una línea de ambientadores aromáticos.

“Siempre me ha gustado lo que es la estética y el embellecimiento natural. Empecé con mascarillas y a las personas les gustaban las que hacía para mí, luego vinieron los jabones -lo que más me gusta-, las cremas capilares y los aceites”, dijo.

“Desde los primeros pasos, lo que son oleatos y las fórmulas, todo sale de nuestro taller, que está en la casa”, dijo la creadora de Ninfas, un proyecto surgido hace apenas un año. Parte de las materias primas, las importa; en tanto, el aceite de coco y las plantas secas, las adquiere de otros negocios, indicó Pupo, quien tiene en mente brindar servicios faciales con sus productos.

La joven es una entre cientos de personas que aprovechan las oportunidades abiertas a formas de gestión diferentes. Mientras algunos solo comercializan; otros, producen con sus propias manos y, en no pocos casos, lo hacen con materias primas recicladas, buscando ser sostenibles, ecoamigables y socialmente responsables.

Estas iniciativas, diversas en formas, modelos y dimensiones, encuentran su espacio en los diferentes festivales y bazares que organiza la Quinta de los Molinos, un espacio de promoción del desarrollo sostenible y la economía circular dentro de la capital.

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