Cuando el 2019 está a punto de decir adiós, marcado por los conflictos en el Medio Oriente, la injerencia norteamericana y la consolidación de China como uno de los gigantes de la economía mundial, algunos datos revelan uno de los fenómenos en ascenso más preocupantes de América Latina y el Caribe:
“La elevada fecundidad adolescente constituye un verdadero desafío de la salud sexual y reproductiva a nivel internacional y nuestro país no escapa,”, asegura la Dra. Francisca Cruz Sánchez, Máster en Atención Integral al Niño. (Foto: radiorebelde.cu).
Por MARILEY GARCÍA QUINTANA
Cuando el 2019 está a punto de decir adiós, marcado por los conflictos en el Medio Oriente, la injerencia norteamericana y la consolidación de China como uno de los gigantes de la economía mundial, algunos datos revelan uno de los fenómenos en ascenso más preocupantes de América Latina y el Caribe: el embarazo en la adolescencia.
Nuestra región continúa como la segunda del mundo, solo antecedida por África subsahariana, donde los nacimientos de bebés de madres adolescentes resulta una realidad cotidiana, pues, según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), se estima que cada año un 15% de todos los embarazos que ocurren en dicha zona, se dan en adolescentes menores de 20 años, y 2 millones de niños nacen de madres con edades entre los 15 y los 19.
La pobreza, la migración, el ser población indígena o afro, el vivir en el campo, constituyen algunas de las condiciones en las que viven las niñas y adolescentes embarazadas, “cuestiones que vuelven aún más preocupante la situación”, dijo a Sputnik Luis Pedernera, miembro del Comité de los Derechos del Niño de Naciones Unidas (ONU).
Los países con las tasas estimadas más elevadas de fecundidad en adolescentes en América Latina y el Caribe están en América Central, encabezados por Guatemala, Nicaragua y Panamá, entretanto en el Caribe, sobresalen República Dominicana y Guyana con las cifras más elevadas y en América del Sur, Bolivia y Venezuela poseen los números más crecientes.
“La falta de información y el acceso restringido a una educación sexual integral y a servicios de salud reproductiva adecuada, tienen una relación directa con el embarazo adolescente; muchos de los cuales no son una elección deliberada, sino la causa, por ejemplo, de una relación de abuso o como resultado del matrimonio infantil”, dijo Esteban Caballero, Director Regional del Fondo de las Naciones Unidas para el Desarrollo en América Latina y el Caribe.
Igualmente, el sitio web oficial de la Organización Mundial de la Salud (OMS), publica que cubrir la necesidad insatisfecha de anticonceptivos modernos en las adolescentes de 15 a 19 años permitiría evitar cada año 2,1 millones de nacimientos no planificados; 3,2 millones de abortos y 5 mil 600 muertes maternas.
A ello se le añade que el embarazo a tan temprana edad puede también tener repercusiones sociales y económicas negativas para las muchachas, sus familias y sus comunidades, pues muchas adolescentes que se quedan embarazadas se ven obligadas a dejar la escuela, lo que trae consigo la limitación de oportunidades laborales futuras.
Pero, ¿qué sucede en Cuba?
Cuba tiene una tasa global de fecundidad baja, similar a la de los países desarrollados, pero aunque la tasa de fecundidad adolescente es de las más bajas en la región, no es comprensible que, teniendo el sistema de salud y de educación que tenemos, no se comporte también como la de los países desarrollados, declaró a Juventud Rebelde, la sicóloga Matilde Molina Cintra, del Centro de Estudios Demográficos de la Universidad de La Habana.
Con respecto a este tema, la Dra. Francisca Cruz Sánchez, Máster en Atención Integral al Niño dijo que “la elevada fecundidad adolescente constituye un verdadero desafío de la salud sexual y reproductiva a nivel internacional y nuestro país no escapa,” según refiere la página web Red cubana de la Ciencia.
En ese sentido, el Dr. Roberto Álvarez, jefe del Programa Materno-Infantil del Ministerio de Salud Pública (Minsap), insistió en que “es una prioridad lograr que los adolescentes estén informados sobre sus derechos sexuales y reproductivos, reciban el apoyo de la comunidad y que el personal de salud sea competente y brinde los servicios integrales en su atención, pues no solo se trata de la disponibilidad de los medios anticonceptivos, sino de que ellos lo aprovechen de manera consciente.”
A pesar de que hasta el 2005, el índice de embarazo adolescente registró un descenso importante, a partir del 2017, resulta preocupante su tendencia al aumento, pues con respecto al 44. 9 nacimientos por cada mil mujeres menores de 19 años, la cifra creció hasta los 52 por cada mil en fechas más recientes, publica el Minsap en su sitio web.
Con el objetivo de enfrentar esta problemática, los especialistas cubanos de la salud, trabajan en continuar perfeccionando el Programa Nacional de Atención Integral a la salud de los Adolescentes, existente desde el año 2000, así como el perfeccionamiento del trabajo de promoción y educación para la salud que ejecutan los médicos y enfermeras de la familia en la comunidad. (ACN).
Fuente: Bohemia