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Cuadros

El órgano de Cuadros o Departamento de Cuadros o Sección de Cuadros es un órgano rector metodológico, subordinado directamente al jefe máximo de la entidad, que está designado para auxiliarlo en la aplicación de la Política de Cuadros aprobada por el Partido Comunista de Cuba y el Gobierno, implementar y controlar su cumplimiento en las diferentes nomenclaturas de cargos, así como ejercer la autoridad funcional hacia el resto de los órganos y especialistas de cuadros en los niveles de la estructura de base, cumplir las funciones y atribuciones comunes que le corresponde y las específicas.

Especialistas B en Cuadros

FUNCIONES O TAREAS PRINCIPALES

  • Auxilia y asesora a los jefes en la aplicación del sistema de trabajo con los cuadros y sus reservas;
  • Puede dirigir y organizar el trabajo de otros técnicos de cuadros de la propia entidad;
  • Ejerce la orientación y control funcional sobre los especialistas en cuadros que actúan en las entidades subordinadas hasta la base o en su propia unidad organizativa, si fuese el caso;
  • Participa, en el proceso de selección y aprobación de los movimientos de los cuadros, cumpliendo las instrucciones del jefe correspondiente;
  • Circula a los integrantes de la Comisión de Cuadros, los documentos con las propuestas de candidatos, por instrucción del jefe facultado;
  • Actúa como secretario de la Comisión de Cuadros, si es designado con ese fin por el jefe facultado;
  • Participa en las visitas de control y de trabajo a los órganos de cuadros, comisiones de cuadros o especialistas en cuadros, de las entidades subordinadas;
  • Interviene en la categorización de los cuadros, el establecimiento de la relación de cargos y en la elaboración de las resoluciones de nombramiento y cualquier otra, con relación a la aplicación del sistema de trabajo con los cuadros y sus reservas, cumpliendo instrucciones del jefe correspondiente;
  • Participa, de conjunto con otros especialistas, en la elaboración del plan de preparación y superación de los cuadros de su entidad;
  • Participa en la organización, planificación, realización y control del proceso de evaluación de los cuadros;
  • Realiza análisis de cualquier documento en materia de cuadros, que le hayan solicitado;
  • Interviene en la elaboración de informes, planes, programas y en el proceso de atención y estimulación de los cuadros, que le hayan orientado;
  • Atiende las quejas y reclamaciones sobre los cuadros de la entidad, que le asigne el jefe correspondiente;
  • Participa en los estudios acerca de la composición y el desarrollo de los cuadros, en los análisis para el perfeccionamiento de las estructuras de sus propias entidades en lo relativo a los cuadros y cualquier otro que le asignen;
  • Realiza, análisis integrales y valoraciones sobre la disciplina y el cumplimiento de los principios éticos, así como, el estado de completamiento cuantitativo y cualitativo de los cuadros, cumpliendo instrucciones del jefe;
  • Participa, en lo que le corresponda, en el funcionamiento del sistema de registro e información relativo a los cuadros y sus reservas;
  • Realiza otras funciones de similar naturaleza según se requiera.

CÓDIGO DE ÉTICA DE LOS CUADROS DEL ESTADO CUBANO

  • Ser sincero, no ocultar ni tergiversar jamás la verdad. Luchar contra la mentira, el engaño, la demagogia y el fraude. Ser escrupulosamente veraz en los informes que rinda sobre su trabajo, el trabajo de otros, la producción, el cumplimiento de los planes o cualquier otro asunto. Buscar la fuerza en la razón, la sinceridad, la verdad y la conciencia.
  • Cultivar la vergüenza, el honor y la dignidad. Rechazar, por tanto, cualquier ofrecimiento que atente contra esa dignidad, pese a las carencias, limitaciones o aspiraciones. Aplicar la máxima martiana de que “la pobreza pasa, lo que no pasa es la deshonra, que con pretexto de la pobreza suelen echar los hombres sobre sí”.
  • Fomentar y cumplir la disciplina, el respeto y la lealtad conscientes al Partido, a la Constitución y demás leyes. Educarse a sí mismo y formar a los subordinados en la exigencia del orden y del acatamiento riguroso de las normas y regulaciones que se establezcan.
  • Educar y practicar la exigencia y el respeto consigo mismo y con los demás. Predicar con el ejemplo personal, con una actitud exigente hacia sí mismo y hacia los subordinados, así como con el respeto y tacto que deben regir las relaciones en el colectivo.
  • Ser estricto cumplidor de los compromisos y de la palabra empeñada. Tener en cuenta el valor de lo dicho por un representante del estado y del Pueblo Cubano, tanto en el ámbito nacional como en sus relaciones con extranjeros.
  • Combatir la apatía, la indolencia, el pesimismo, el hipercriticismo y el
  • derrotismo. Mantener una vigilancia permanente contra todo hecho o actitud lesivos a los intereses de nuestro Estado y sociedad. 5
  • Ser honrado y practicar consecuentemente la crítica y la autocrítica. Combatir enérgicamente todo intento de amordazar y obstaculizar la crítica, así como la complacencia y la tendencia a exagerar los éxitos.
  • Considerar como actitud dañina el espíritu justificativo, la inacción
  • frente a las dificultades y errores y la ausencia de iniciativas. Estas actitudes entorpecen la búsqueda de soluciones alternas a los problemas y a las limitaciones objetivas y subjetivas.
  • Saber rectificar buscando soluciones nuevas para problemas nuevos y viejos. Rectificar es también crear, es abrir nuevos caminos y cauces que lleven al éxito. Buscar fórmulas humanas, legales y morales para dar respuesta a las necesidades de la economía y la sociedad.
  • Vincularse con los trabajadores y el pueblo, demostrar respeto y confianza en ellos y sensibilidad para percibir sus sentimientos, necesidades y opiniones. Atender solícitamente los problemas que se le planteen en virtud de sus responsabilidades en el ejercicio de sus responsabilidades. Ayudar a encausarlos y resolverlos y, cuando no sea posible porque las limitaciones materiales lo impidan, dar la explicación debida, ágil y veraz que ayude a comprender estas dificultades.
  • Basar las relaciones de amistad en la coincidencia de los principios y en la moral revolucionaria. No establecer jamás vínculos de este tipo con elementos detractores de la Revolución o con individuos de conducta antisocial y combatir las actividades ilícitas en su entorno.
  • Mantener una correcta administración de los recursos del Estado. Ser ejemplo de honradez, modestia y austeridad, tanto en el ámbito laboral como en la vida personal, de modo que esa imagen íntegra se trasmita no sólo a los subordinados directos, sino a cuantas personas tengan relaciones con su vida laboral y social. Especial atención, ejemplo y exigencia debe tener para son su familia.
  • Utilizar las prerrogativas y facultades inherentes al cargo así como los medios y recursos conferidos, sólo para los requerimientos del trabajo. 6 Sentirse responsable y responder ante los niveles superiores de que sus subordinados directos mantengan semejante conducta.
  • Entregarse por entero y con amor al desempeño cabal de la responsabilidad encomendada. Al cuadro no es dado asumir como medio de vida, ninguna otra labor que lo sustraiga de su deber. El amor por su tarea, es la convicción íntima de que el ser humano tiene posibilidades de mejoramiento y perfeccionamiento inagotables, que pueden realizarse con firmeza de voluntad y con la entrega sin reservas a la obra común de nuestro pueblo.
  • Observar en su actividad laboral y social un estilo de vida que le haga acreedor al respeto y la confianza de los demás. Caracterizarse por la sencillez, ausencia de todo rasgo de ostentación y de hábitos consumistas, o de cualquier otra manifestación que hiera la sensibilidad de nuestro pueblo.
  • La administración estatal no confiere ningún derecho, ni ninguna preferencia sobre los demás que no cumplen esas funciones. Quienes asuman la administración estatal no deben beneficiarse ni beneficiar a otros por razón de parentesco o amistad, o a cambio de recibir otros favores. El cargo se ostenta para representar, defender y servir al pueblo, legítimo dueño de la riqueza social.
  • La corrupción denigra tanto a quien incurre en ella como a quien la tolera. Es de hecho un retroceso, un freno y un crimen contra la sociedad socialista. De ahí la obligación de denunciarla y combatirla, en primer lugar con el ejemplo y el permanente autoanálisis, única forma de mantenerse incorruptible frente a las tentaciones y las prácticas asociadas a la economía de mercado, con la que necesariamente nos relacionamos.
  • Compartir con los subordinados las dificultades y los grandes esfuerzos, aportando y exigiendo todo empeño y consagración necesarios. Rechazar el acomodamiento y los privilegios, a base de dar siempre el máximo de sí en la tarea común. Estar dispuesto al sacrificio cotidiano, y en aras de ello, cultivar y fortalecer permanentemente esa virtud.
  • Apoyarse en el razonamiento colectivo y en la capacidad personal para tomar decisiones. Esta actuación debe estar despojada de voluntarismo, vanidad, improvisación, injusticia, mediocridad profesional, o del servicio de intereses propios o de amistades, así como del sectarismo, menosprecio por la dignidad de otros, o indiferencia ante consecuencias futuras que no se sufrirán personalmente. Combatir la vanagloria, la autosuficiencia, el engreimiento, la intolerancia y la insensibilidad, rasgos incompatibles con el ejercicio de la autoridad revolucionaria.
  • Decidir, dentro de las facultades que le corresponden, sin aguardar por orientaciones superiores innecesarias, y sin temor a las consecuencias de un eventual error personal. Conducir con firmeza a su colectivo en pos del objetivo o de la tarea encomendada, e imprimirle la férrea voluntad de cumplir y de que sí se puede tener éxito. Inculcar la confianza de los subordinados en su jefe e impregnar a todos de la seguridad en el triunfo. Asumir plenamente la responsabilidad individual por las decisiones tomadas. No pretender jamás utilizar este principio para justificar irresponsabilidades o indisciplinas.
  • Desarrollar la disposición al diálogo y a la comunicación eficaz con el colectivo. Es un elemento indispensable para el acierto de las decisiones y para la creación de un ambiente de trabajo cohesionado y participativo.
  • Ser discreto y viabilizar la información pública. Como virtud de los representantes del Estado hay que partir del ineludible deber de preservar el secreto estatal, en todas las materias e informaciones para contribuir a salvaguardar nuestros intereses contra la acción enemiga, o a evitar problemas, rumores o conflictos indeseables en el trabajo y en las relaciones interpersonales.
  • Fomentar una política de cuadros sobre las bases del mérito y la capacidad. Esta política debe expresarse con especial celo en la formación de sustitutos y en la selección, promoción y atención de los colaboradores más directos; a la par de una adecuada política de reconocimiento y estímulo a los que lo merezcan.
  • Mostrarse solícito ante los problemas de sus compañeros. Ayudar, sin nocivo paternalismo, a cuadros que hayan cometido errores en el desempeño de sus cargos, pero que mantienen una actitud revolucionaria y una 8 disposición a enmendarlos, a ocupar un puesto en la trinchera por la Patria y el Socialismo, acorde a sus capacidades, virtudes y defectos.
  • Considerar la competencia profesional, la integridad moral y el mejor derecho del trabajador sobre la base de la idoneidad y la capacidad real probada. Son raseros fundamentales a la hora de proponer y dar empleo, y no hacerlo en virtud del nocivo amiguismo, nepotismo o discriminación.
  • Asumir la autoridad otorgada como un honor y un compromiso, nunca como una ventaja personal. El sentido esencial es la posibilidad de participar en la obra de creación colectiva de nuestra Patria, y su recompensa principal está en la satisfacción de trabajar por el bienestar común.
  • Asumir y contribuir, conscientemente desde sus funciones, a defender, preservar y ser fiel a los principios que entrañan la Patria, la Revolución y el Socialismo. Se expresa ante todo en la salvaguarda de la independencia nacional y la dignificación del ser humano, en una sociedad basada en la igualdad, la solidaridad y la justicia. Basar la actuación cotidiana en estos principios y contribuir asía al arraigo de la genuina cultura política y ética de nuestra sociedad, tarea que es responsabilidad de todo el pueblo, pero en particular, de quienes lo representan y ostentan funciones estatales

“Lo que soy y lo que siento se lo debo más
que a nadie a Martí. Porél me convertí
en revolucionario y su enorme influencia
en míduraráhasta elúltimo aliento de
mi vida”
.
Fidel CastroRuz
21 de diciembre de 1991

Fuente: Departamento de Cuadros DMS.