El contacto físico puede reducir el dolor, la depresión y la ansiedad: a veces basta con interactuar con un objeto como un robot o una manta pesada para sentir una sensación de bienestar físico, pero el toque de otro ser humano (especialmente en la cara y la cabeza) da mayor bienestar mental.
Así lo indica el análisis de los datos reportados en 212 estudios relacionados con casi 13.000 personas.
Los resultados los publican en la revista Nature Human Behavior investigadores del Social Brain Lab del Instituto Holandés de Neurociencia en Amsterdam, entre los que se encuentra también la neurocientífica italiana Valeria Gazzola.
El tacto es fundamental para el ser humano: es el primer sentido que se desarrolla en los recién nacidos y es la forma más directa que tenemos de interactuar con el mundo exterior.
Estudios anteriores ya han demostrado que el tacto es bueno tanto para la salud física como mental, pero generalmente se han centrado en aspectos concretos de la salud o no han considerado la influencia de otras variables como el tipo de contacto o quién lo ejerce.
Para aclararlo, el grupo de investigación holandés revisó datos de 212 estudios realizados en un total de 12.966 personas.
Los resultados del análisis demuestran que en los recién nacidos el contacto físico reduce los niveles de la hormona del estrés (cortisol) y facilita el aumento de peso, mientras que en los adultos reduce el dolor, la depresión y la ansiedad.
El contacto con robots u objetos (como mantas antiestrés con peso) también provoca efectos físicos similares, pero los beneficios mentales son mayores con el contacto humano.
Tanto en adultos como en recién nacidos, no se encontraron diferencias importantes entre los diferentes tipos de interacciones, como abrazos o masajes. Importa más la frecuencia con la que se produce el contacto, porque cuanto más se repite, más beneficios aporta.
Tomado de: Cubasí
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