Sean bienvenidos una vez más a Código Seguro, en el día de hoy estimados lectores, les hablaré acerca de un tema que pudiera parecer ciencia ficción para muchos pero que cada día gana más adeptos y realmente facilitan nuestras vidas en la era moderna. La abrumadora aceptación y la creciente necesidad de Internet de las Cosas (IoT, según sus siglas en idioma inglés) en cada aspecto de la vida cotidiana está creando una perspectiva prometedora para la implicación de los seres humanos, datos y sus procedimientos. Los vastos campos de aplicación crean oportunidades desde el hogar hasta la industria, pudiendo implementar diversos ciclos de vida automatizados. La vida humana se encuentra inmersa en enormes transformaciones que conllevan al transporte, la sanidad, la red y la ciudad inteligente.
El término “Internet de las Cosas” fue acuñado en el año 1999 por Kevin Ashton, un científico computacional inglés, mientras trabajaba en Procter & Gamble (P&G). Ashton propuso el uso de etiquetas de identificación por radiofrecuencia (RFID) en la cadena de suministro. A partir del próximo año comenzó a materializarse con el desarrollo de sensores más avanzados y la expansión de la conectividad a Internet. Los dispositivos comenzaron a interconectarse y a compartir datos de manera más eficiente.
En los últimos años esto se ha convertido en un importante tema de investigación debido a que integra diversos sensores y objetos para que se comuniquen directamente entre sí sin intervención humana. Solo para ilustrar su relevancia se estima, según estadísticas globales, que el 70% de los dispositivos serán dispositivos basados en IoT y que para el próximo año existirán 75.000 millones de estos en la red mundial. De forma general incluyen dispositivos físicos, como los dispositivos sensores, que controlan y recopilan todo tipo de datos sobre las máquinas y la vida social humana. Su llegada ha propiciado la conexión universal constante de personas, objetos, sensores y servicios.
El principal objetivo es proporcionar una infraestructura de red con protocolos de comunicación y software interoperables para permitir la conexión e incorporación de sensores físicos/virtuales, computadoras personales, dispositivos inteligentes, automóviles y artículos, como refrigeradores, lavavajillas, microondas, incluso alimentos y medicamentos, en cualquier momento y en cualquier red. El desarrollo de la tecnología de los teléfonos inteligentes permite que innumerables objetos formen parte del IoT a través de los diferentes sensores que vienen incorporados con estos artefactos. Sin embargo, los requisitos para el despliegue a gran escala cada vez más están en aumento, lo que se traduce en un gran problema de seguridad. Seguir Leyendo.
Fuente: Tomado de Diario Digital Cubadebate.
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