Los problemas de la inserción internacional de la economía cubana a través de los años (II)

La recuperación de la economía, tomando como referencia el PIB de 1989, tomó 15 años,[2] lo que se logró a partir casi únicamente de esfuerzos propios.[3] En esta situación, el país no pudo cumplir sus compromisos financieros internacionales,[4] a pesar de haberse adoptado una política dirigida a desarrollar el sector externo y estimular la inversión extranjera directa (IED) con la aprobación de una ley para cumplir ese objetivo en 1995. Al respecto se ha estimado que entre 1987 y el 2010 se firmaron 733 negocios, de los cuales estaban activos 206 en el 2010, con una inversión acumulada hasta este último año de unos 5 200 millones de dólares. Estas cifras se encontraban por debajo de la inversión necesaria para asegurar tasas de crecimiento superiores al 5%, cuyos valores se estimaron entre 2 000 y 2 500 MMUSD anuales en la estrategia de desarrollo adoptada en 2011.[5]

La recuperación de la economía entre el 2004 y el 2009 se aceleró gracias a la conversión en bienes transables –por iniciativa de Venezuela–[6] de los servicios sociales que Cuba brindaba a ese país, lo que generaría un saldo positivo en la balanza comercial total desde el 2004 al 2020.[7] Así, de 2004 a 2009, la economía creció anualmente un 7.2%, aunque con una elevación de la deuda externa, que creció de 9 083 a 20 600 millones de dólares, para un incremento del 5.6% promedio anual.

A pesar de la recuperación lograda,[8] los efectos de la crisis de 2007-2008 mostraron que la vulnerabilidad externa continuaba siendo un obstáculo decisivo para transformar la estructura económica de Cuba, lo que no se había alcanzado, aun logrando un crecimiento del 3.3% promedio anual entre 1959 y el 2009.

A partir del 2011, se aprobó una compleja reforma económica integral, que en su implementación, tropezó con múltiples obstáculos que no hicieron posible cumplir sus objetivos adecuadamente a corto plazo. Es así que en 2016 se había implementado solo el 21% de las directivas fundamentales para el desarrollo del país, mientras que un 77% permanecía en proceso.

De tal modo, el crecimiento anual[9] del PIB –planificado inicialmente en un 5%– llegó solo al 1.8% entre 2011 y 2019. En relación al sector externo, el valor de las exportaciones de bienes y servicios pasó de 14 129 a 10 478 millones de pesos, cayendo un 25.8%, en tanto que las importaciones pasaron de 9 933 a 9 360 millones, para una reducción  del 5.8%. El saldo de la balanza comercial se redujo de 4 196 a 1 118 millones de dólares–, para una fuerte reducción del financiamiento por la vía comercial de 3 078 millones, equivalente a una caída del 73.4% en ocho años.

Por otro lado, la inversión extranjera directa avanzó discretamente en este periodo. Hasta el 2019, se habían firmado 114 negocios adicionales a los existentes en 2010, situando la cifra total en alrededor de 323 acuerdos con un compromiso de inversión de 5 300 millones de dólares, y una inversión total que llegaba en ese año a alrededor de 9 684 millones.

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