Arrugada, vencida, inanimada, la receta de loratadina va conmigo me acompaña a todas partes hace más de un mes. Ya no podré comprar con ella lo prescrito, mas su estampa reivindica mi necesidad de acceder, si no a ese, a otro antihistamínico que remedie mis alergias, por lo menos un tiempo. Le acompaña, al borde de expirar, una similar de dipirona, por si la encuentro de casualidad.
En semejante situación, miles de guantanameros carecen hoy de los fármacos paliativos a sus malestares, reflejo de la ausencia prolongada de varios de ellos, lo mismo en las entidades expendedoras que a nivel hospitalario.
Diuréticos, analgésicos, ansiolíticos y antinflamatorios se repiten una y otra semana en el listado de faltas, causando desconcierto en la población, acostumbrada a tener disponibles -a precios subsidiados, valga la aclaración- todos los fármacos del Cuadro Básico de Medicamentos (CBM) aprobado por el Ministerio de Salud Pública (MINSAP) en Cuba.
Cifras
Autoridades de BioCubaFarma, empresa rectora de las 62 instalaciones dedicadas a la producción de medicinas en el país, han explicado que el incumplimiento de los compromisos de fabricación y entrega se debe a la falta de financiamiento para la producción, dificultades en la importación de materias primas e impacto del bloqueo norteamericano.
Este último obliga a recurrir a mercados lejanos para obtener equipos, piezas de repuesto, reactivos químicos y otros insumos, que suelen tener mayor costo y periodos de entregas muy largos.
Como paliativo, la empresa se ha visto obligada a importar productos terminados para poder entregar al Sistema de Salud, así como destinar alrededor de 200 millones de dólares a la adquisición de componentes, envases y excipientes.
Según Emilio Delgado Iznaga, director nacional de medicamentos y tecnologías del Minsap, en entrevista concedida al sitio web Cubadebate, a inicios de 2017 la cantidad de declarados en falta total ascendía al 12 por ciento del CBM. El resto de los meses, hasta agosto, no ha sido mejor, por lo menos en Guantánamo.
Estadísticas presentadas por Niurka Cestillos Villares, especialista principal de la Empresa Comercializadora de Medicamentos (EmComed) evidenciaban -al cierre de este trabajo- 87 fármacos en falta, de ellos 25 de uso hospitalario y 62 a nivel de farmacias. Mientras tanto, 142 conformaban el listado de los no disponibles en almacén y 135 se cuantificaban con baja cobertura.
“Con semejantes carencias -dice María Isabel Chivás Duncan, directora provincial de EmComed- es casi imposible satisfacer la demanda en los cuatro hospitales, 120 farmacias, 125 tiendas del pueblo y 22 policlínicos con que cuenta la provincia.“
En total, el cuadro básico lo componen 801 medicamentos, de ellos, 296 importados y 505 de producción nacional”, explicó Daisel Balladares Ros, jefa del grupo de análisis y planificación de medicamentos, reactivos y farmacoepidemiología de la Dirección provincial de Salud (DPS).
“En la red de farmacias se dispensan 396 -agregó- más 124 productos del programa de Medicina Natural Tradicional (MNT), que funcionan como alternativas a los medicamentos convencionales”
El sistema
Ante la ineficiencia de la industria no queda otra opción, que racionalizar los recursos disponibles y planificar con rigor la demanda.
A Salud Pública y la Empresa provincial de Farmacias y Ópticas (Emprofarma) les corresponde elaborar de manera conjunta las solicitudes de estos bienes, teniendo en cuenta la morbilidad y el historial de consumo de cada área de Salud.
El proceso de captación de la demanda se realiza a inicios de año, se actualiza cada semana a partir de la disponibilidad.
Con esa frecuencia, señala Balladares Ros, “se monitorea también la reserva de tratamientos para enfermedades crónicas no trasmisibles (diabetes, hipertensión, etc.); los fármacos dispensados por tarjeta control (tarjetón) y de otras áreas priorizadas como el Programa Materno Infantil”.
Elaborados los pedidos, EnComed se encarga del resguardo, comercialización, transporte y distribución, que va desde sacarlos de los laboratorios centrales en La Habana -este paso lo realiza la entidad nacional- hasta depositarlos en los dos almacenes principales de la provincia, uno en la ciudad cabecera y otro en Baracoa. Desde ahí van hacia las farmacias, centros asistenciales y laboratorios.
Para garantizar este aprovisionamiento existe -al menos en teoría- una cobertura de 30 días; excepto en el caso de las urgencias de centros hospitalarios, a los cuales la comercializadora debe dotar de los suministros en ocho horas, si el medicamento se encuentra dentro de la provincia, y 24 si está fuera de esta.
Fallos
Albendazol (200 mg), difenhidramina (25 mg), dexclorfeniramina (2 mg), domperidona (10 mg), clonazepan (1 mg), ibuprofeno (400 mg), dipirona (300 mg) clobetazol (crema), clortalidona (25 mg), teofilina (200 mg), piridostigmina (60 mg), teoridazina (25 mg), clorodiazepóxido (10 mg) y metocarbamol (500 mg), entre otros tantos de alta demanda, coinciden en las listas de ausencias prolongadas.
Sin embargo, aún sabiendo esta realidad, los médicos continúan recetándolos, en franca contradicción con lo apuntado por directivos de Emprofarma y la DPS, quienes afirman que “cada semana se dan a conocer las existencias y faltas a los Grupos Básicos de Trabajo, instituciones de atención secundaria y farmacias, con el objetivo de que se indiquen solo los medicamentos disponibles”.
Además, en cada área de Salud debería funcionar un Comité Farmacoterapéutico con la responsabilidad de analizar cifras y proponer, de ser necesario, estrategias de distribución de los medicamentos para los pacientes más necesitados y tratamientos alternativos, entre ellos las MNT.
En este sentido la directora de Emprofarma Ynés de las Nieves Calzado Obret, explica que “en la provincia está garantizado el plan de producción de las 124 medicinas naturales y tradicionales”, una alternativa que va en correspondencia con la política nacional de sustitución paulatina de aquellos medicamentos que no se utilizan por otros de mayor efectividad y de origen natural.
La funcionaria llamó la atención en la necesidad de aumentar el uso de las MNT por parte de los profesionales de la Salud pues “estas no llevan prescripción médica, solo deben ponerse en el método y se expenden de manera liberada”.
Sobre la venta en las farmacias, la directivo precisó que “cuando no hay un medicamento en una entidad, los farmacéuticos tienen la obligación de localizarlo en las unidades más cercanas. A partir de ese momento, se debe guardar y el cliente tiene una hora para llegar hasta el sitio indicado.
Lo que trae la crisis
La prolongada carencia de varios medicamentos ha dado margen -como suele suceder en estos casos- a la aparición de actores ilegales que especulan con los productos ausentes en la red de farmacias.
Ante la urgencia, la población compra a los revendedores, haciéndose partícipes de un mercado que, puede inferirse, se abastece lo mismo con fármacos importados en pequeñas cantidades desde el exterior, que de las propias entidades expendedoras, los centros asistenciales o durante la cadena de distribución, lo cual habla de fisuras en los mecanismos de fiscalización.
Frente a los problemas financieros que provocan inestabilidad en el abastecimiento de medicamentos, urge la optimización de los mecanismos de gestión y dirección, especialmente en “la ruta crítica”, destino a farmacias y centros de Salud.
Para ello, BioCubaFarma se concentra en garantizar la seguridad y eficiencia en las líneas de fabricación, en tanto el Ministerio de Salud implementa acciones para aumentar el control de la prescripción médica, con apego a los protocolos y tratamientos establecidos, potenciar las consultas de MNT y educar a la población en la no automedicación.
Mientras, se trabaja para eliminar tratamientos que a nivel mundial ya no se utilizan, previéndose la sustitución paulatina de los mismos por otros más efectivos, y así destinar los recursos disponibles a producir fármacos esenciales para la atención a la población.
Tomado de: Venceremos