Día Mundial del Corazón: La “bomba” de la vida

“Biológicamente los hombres y las mujeres no somos iguales…, y por eso es necesario abordar las enfermedades desde un enfoque femenino, en particular, las dolencias cardiovasculares”, asegura la doctora Varinia Montero Vega, Especialista de primer y segundo grado en Cardiología. No hacerlo, no mirar a la mujer como un sujeto que requiere un acercamiento más minucioso y particular, de acuerdo con lascaracterísticas de esa población en la actualidad, “es un gran riesgo” sostiene la miembro del Colegio Americano de Cardiología -la única en Guantánamo y una de las pocas del país.

Uno que alerta, y por el que trabaja desde sus funciones al frente de la Unidad de Rehabilitación Cardiaca del Hospital General Dr. Agostinho Neto, “donde se cumple la estadística mundial, en tanto solo el 30 por ciento de los asistentes son mujeres aunque son más las que lo necesitan”.

Las enfermedades cardiacas, empero, nos “tocan a todos”.

Es así. Hoy, son la primera causa de muerte en el mundo -con más de 17 millones de defunciones el año pasado por infarto agudo del miocardio-, en Cuba y en Guantánamo, con más de 400 fallecidos solo en el primer semestre de 2022.

¿Por qué resaltar las diferencias y decir que el abordaje de la enfermedad cardiovascular no puede ser igual en ambos sexos?

En primer lugar, porque biológicamente, no somos iguales. Las mujeres, por ejemplo, en la edad fértil tenemos la protección del estrógeno, pero al mismo tiempo, un corazón más pequeño con arterias coronarias en correspondencia, y menor circulación colateral.

Incluso nos miran diferente cuando solicitamos atención médica porque, históricamente, se ha dicho que el hombre tiene mayor probabilidad de padecer enfermedades cardiovasculares: hoy, buscas en los libros los factores de riesgo coronario y te encuentras: hombres mayores de 45 años y mujeres posmenopaúsicas.

Básicamente, se cree que la enfermedad coronaria es un problema masculino y se minimizan los riesgos en las mujeres.

¿Cree, entonces, que hay un incremento del riesgo coronario entre las mujeres?

Es lo que vemos, y eso está determinado por una población femenina con más sobrepeso, sedentarismo, tabaquismo, diabetes mellitus, hipertensión arterial…, factores que anulan la protección del estrógeno.

Son los mismos factores de riesgo para ambos sexos, el problema es que nos afectan en diferente medida. El estudio Framingham, de referencia en estos temas, señala que la obesidad incrementa el riesgo coronario un 64 por ciento (%) en las mujeres, y un 46 en hombres.

Ocurre lo mismo con el tabaquismo. Entre una mujer y un hombre fumadores, aunque tengan la misma edad, ella tiene más riesgo de padecer estas enfermedades, un 60 %.

Se suma lo biológico pues hasta el 95 % de los infartos del miocardio son de causa arterioesclerótica, por acumulación de grasa en la arteria coronaria -que en nosotras es más pequeña-que puede ocluirla parcial o totalmente o romperse, formando trombos que también obstruyen la circulación y por tanto causan la muerte del músculo cardiaco.

En un artículo publicado en la Revista de Información Científica de Guantánamo, usted llamaba la atención, además, sobre los riesgos sociales, relacionados con los roles de género asignados a las mujeres…

A las mujeres se nos asignan una gran cantidad de “tareas” en los hogares. Trabajamos, somos madres, amas de casa, cuidadoras…, y todo eso pesa sobre nuestra salud.

Primero, porque minimizamos los malestares y los vamos supeditando a la reunión de la escuela, a las obligaciones domésticas y laborales. No es que nos duela menos, es que culturalmente aceptamos el dolor de una manera más natural, y si podemos resistirlo, lo hacemos.

Cuando ya hay un infarto agudo del miocardio de por medio, también lo hacemos. Entonces, dejamos para después la rehabilitación, porque en ese horario hay que atender la casa o cualquiera de las muchas tareas que la sociedad considera que solo toca a las mujeres.

Por eso, aunque son muchas más los que necesitan, las mujeres son siempre minoría en los gimnasio de rehabilitación cardiaca, a veces porque no van y otras, porque no las remiten.

Se ha dicho, incluso, que los síntomas del infarto en las mujeres también difieren de los tradicionales ¿Cómo reconocerlos?

Las manifestaciones clásicas, de libro, son el dolor detrás del esternón, opresivo, ardoroso, que se irradia al hombro izquierdo, al brazo, hasta los dos primeros dedos meñique y anular, en el cuello y la mandíbula, dolor precordial que se acompaña de vértigo, sudoraciones, frialdad y sensación de muerte inminente.

Pero, en la práctica, no siempre sucede así, en ninguno de los dos sexos. A veces, el dolor se irradia al hombro derecho, duele el epigastrio o la boca del estómago como se conoce popularmente; la mandíbula, el cuello, o tiene un dolor en el pecho.

En la mujer, estos síntomas aparecen incluso más dispersos. En ocasiones, las mujeres llegan a nuestros servicios por dolor epigástrico, mareos, por mucho decaimiento y malestar. Eso es otro riesgo, pues son síntomas que pueden pasar desapercibidos.

¿Cómo nos cuidamos? ¿Qué hacemos para obtener atención médica temprana y por tanto, mejorar nuestras probabilidades de sobrevivir ante una enfermedad cardiaca?

Es cuidarse por sobre todas las cosas. Es prestarnos la atención que necesitamos, y controlar los factores de riesgo, dejar de fumar, tener una dieta cardiosaludable, que incluya menos grasa y sal, y más frutas y vegetales; evitar el alcohol y el estrés, y realizar ejercicios físicos.

También, es vital compensar las enfermedades crónicas. La diabetes mellitus que está en incremento, la hipertensión; e ir al médico cuando algo nos duele.

Las enfermedades cardiacas causan la muerte, pero también son fuentes de invalidez de muchas maneras, es tiempo sin poder trabajar o sin realizar las actividades que nos eran habituales, limitantes en todos los sentidos.

De ahí la importancia de asistir al gimnasio de rehabilitación cardiaca, visto no solo como un espacio para hacer ejercicio, sino como un espacio de abordaje integral, de socialización, de apoyo sicológico.

Un espacio que, además, este año tiene razones acumuladas para celebrar el Día Mundial del Corazón ¿Qué podemos esperar este 29 de septiembre?

Tras dos años de COVID-19, en los que fue imposible abrir el área, este año celebraremos el aniversario 12 de la Unidad de Rehabilitación Cardiaca, en el Combinado Deportivo Norte Piscina -la llamada piscina del Caribe- con pacientes, profesores de Educación Física, personal médico, estudiantes del Instituto Preuniversitario Vocacional de Ciencias Exactas y la comunidad.

Durante la semana se realizaron charlas educativas en las consultas de cardiología de las áreas de salud, con la presencia de la comunidad con la idea de prevenir, de que las personas identifiquen los factores de riesgo coronario y los controlen porque, lo mejor de las enfermedades cardiovasculares, es no padecerlas.