Regeneran pulpa dental a través del implante de células madre

 

Por primera vez en el mundo, un diente ‘muerto’ y sin sensibilidad puede «regresar a la vida» a través del implante de células madre que realizan en su interior científicos venezolanos en el país suramericano.

El doctor José Cardier, jefe de la Unidad de Terapia Celular del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC), la única en el país suramericano y de las pocas de América Latina, habla con RT sobre esta experiencia única donde ha trabajado como investigador y ha sido paciente.

Cardier, profesor de la facultad de Medicina de la Universidad Central de Venezuela (UCV) con más de 50 publicaciones en revistas internacionales, explica cómo es el proceso para lograr que un diente con un tratamiento de conducto vuelva a tener sensibilidad.

Hasta el momento, este proceso de regeneración celular se encuentra en fase experimental y se realiza en Venezuela de manera gratuita. Se espera que al alcanzar un número determinado de pacientes pueda masificarse en hospitales y consultorios odontológicos.

Es de tanto impacto que fue publicado en la revista Journal of Endodontics, una de las más importantes del área de endodoncia y odontología, como un caso único, –lo que se llama en las revistas internacionales un ‘case report’ o reporte de un caso–, por el impacto que tiene.

RT: ¿Cómo se consiguen las células madre de la médula?

J.C.: Las células que usamos vienen de la médula ósea y no son del paciente, son de individuos sanos que no están relacionados con él. Esas células estromales mesenquimales no son rechazadas, por eso las podemos usar en otras personas. No solamente son utilizadas en endodoncia, también para casos de enfermedad periodontal y para regenerar piel en pacientes quemados.

Esas células las obtenemos pinchando el hueso de la cadera, la parte de superior, lo que se llama la cresta ilíaca. Introducimos una aguja y aspiramos médula ósea, que es como sangre, la llevamos a la unidad de terapia celular del IVIC, que es la única en Venezuela y de las muy pocas de las que hay en Latinoamérica.

La unidad tiene doce años de fundada y es única en hacer tantos tipos de procedimientos de regeneración. Se dedica a la investigación básica de células madre y a desarrollos tecnológicos para aplicarlos en pacientes que necesitan regenerar órganos y tejido. Además, es pionera en América Latina en la regeneración de hueso en las fracturas que no curan, en el tratamiento en personas con daños de cartílago en la rodilla y con quemaduras.

RT: ¿Cuáles son las condiciones necesarias para realizar el proceso?

J.C.: Hacemos cultivos celulares y las células estromales mesenquimales se multiplican por millones. Las vamos guardando en tubitos, congeladas en nitrógeno líquido, y cada vez que las necesitamos, las descongelamos para usarlas en pacientes. Esa es la fuente, pero esas células pueden estar en otros lados como el tejido adiposo y la piel. En todos los sitios de nuestro organismo las tenemos.

RT: ¿Cómo ocurre?

J.C.: Una vez que planificamos atender a los pacientes que se han hecho tratamiento de conducto, son evaluados en el servicio odontológico del IVIC, que tiene microscopios adaptados para la especialidad de endodoncia.

Un grupo de especialistas, bajo la dirección del endodoncista, abre otra vez el diente, lo limpia, lo desinfecta, coloca las células y cierra el conducto. A partir de esto se deja que comience a evolucionar. Después se hacen radiografías y exámenes con frío, calor, puntos de electricidad y golpecitos en el diente.

Para este tipo de procedimientos el recurso humano es fundamental y está compuesto por personas con altísimo nivel de capacitación, experiencia y conocimiento en el área de células madre y en regeneración de tejido. Todo esto lo tenemos en la unidad de terapia celular del IVIC.

Se debe contar también con los especialistas en endodoncia, periodoncia y en las otras áreas. Es un trabajo multidisciplinario de quienes hacen la investigación básica y los desarrollos para llevarlos al paciente.
Para hacer este tipo de procedimientos se debe contar con todos los recursos como equipos, materiales y reactivos.

RT: ¿Qué significa que después del proceso los pacientes tienen ‘dientes vivos’?

J.C.: Al hacer un tratamiento de conducto se saca la pulpa dental. Ahí están los nervios, la nutrición de las células, los vasos sanguíneos. Esa pulpa solo se forma en el embrión y, cuando la retiran, no hay posibilidad de que se regenere, por eso perdemos la sensibilidad.

Cuando a alguien le realizan un tratamiento de conducto, a nivel popular se dice que «le sacaron el nervio». El diente queda como un panal de abejas, totalmente vacío y, aunque sirve de soporte, está muerto.

Lo fundamental es que el diente recupere la sensibilidad para que esté ‘vivo’ y así pueda implantarse una corona que no esté sobre un ‘diente muerto’.

Soy uno de esos pacientes al que le hicieron un tratamiento de conducto: no sentía nada, mi diente estaba muerto con una corona. Se pusieron células estromales mesenquimales en el conducto y se me regeneró la pulpa. Hoy tengo un diente vivo, con sensibilidad.

RT:¿Es posible masificarlo en un corto o mediano plazo?

J.C.: Sí. Estos son procedimientos experimentales por los cuales el paciente no paga nada. Todos los costos son financiados por el Estado, a través del Ministerio de Ciencia y Tecnología, que provee todo lo necesario para hacer la investigación y los desarrollos.

Una vez que completemos una cantidad de casos pediremos autorización para que esas células, que actúan como medicamento, tengan el registro sanitario del Ministerio de Salud. Con eso podemos proceder a enviarlas a los consultorios odontológicos.

En el servicio odontológico del IVIC tratamos de diez a doce pacientes en una mañana y hemos visto en una tarde más de 20 casos en la parte periodontal y de regeneración de pulpa. O sea, puede ser masificado a hospitales y consultorios odontológicos públicos y privados.

El gran compromiso del Estado, del Ministerio de Ciencia y Tecnología, de la ministra actual, Gabriela Jiménez, y de las autoridades del IVIC permite que Venezuela esté a la vanguardia en Latinoamérica y el mundo en regeneración de órganos y tejidos.

 

Tomado de cubasi