Comportamiento de la pandemia en Cuba y la efectividad de las vacunas

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Fuente: Periódico Granma

Figura. Casos diarios de COVID-19 en Cuba desde el inicio de la pandemia hasta la actualidad.

Foto: Grupo Empresarial BioCubaFarma

En marzo del 2020 aparecen los primeros casos de personas infectadas con el virus SARS-COV-2 en Cuba, y cuando se analiza la pandemia en nuestro país encontramos un comportamiento diferente a la media mundial.
Durante el año 2020 y parte del 2021, existió control de la pandemia, con una tasa de incidencia de las más bajas en el mundo.
En esto influyeron las medidas adoptadas por nuestro Gobierno, los protocolos de actuación, que se establecieron, y la respuesta de la inmensa mayoría de nuestro pueblo.
Haciendo un recorrido en el tiempo, como se puede ver en el gráfico, a partir de finales de junio del 2021 comienza un incremento significativo del número de contagios.
Durante julio, agosto y septiembre la tasa de incidencia fue muy elevada.
Uno de los aspectos que explica la alta tasa en esos tres meses, es la llegada a nuestro país de la cepa Delta, una variante altamente trasmisora, en un contexto en el que existían muy pocas personas con inmunidad específica contra el nuevo coronavirus, inducida por vacunas o por la infección natural.
Para decirlo en un sentido figurado, «la autopista estaba despejada para una rápida propagación de esta variante supertrasmisora».
A finales del mes de septiembre, cuando aproximadamente el 60% de la población estuvo completamente vacunada, comenzó a disminuir significativamente la incidencia de la enfermedad.
Las vacunas le pusieron un freno a la propagación del virus y durante noviembre y diciembre la tasa de incidencia estuvo de nuevo entre las más bajas del mundo.
En enero del 2022, como ocurrió en muchos países, comenzó a propagarse en Cuba Ómicron, una cepa aún más trasmisora, que Delta, considerada la variante viral más contagiosa que se haya registrado en la historia.
Ómicron ha golpeado con fuerza a muchos países a nivel mundial, estableciendo nuevos récords de contagios.
En nuestro país, a diferencia de lo ocurrido en el mundo, la tasa de incidencia no ha superado las olas anteriores y en un corto período de tiempo comenzó a observarse un control de la trasmisión.
Hay varios elementos que pueden explicar esta diferencia:
Ómicron comienza a circular en Cuba cuando más del 80 % de la población estaba completamente inmunizada, o sea, una de las tasas de vacunación más alta del mundo.
A diferencia de otros países, donde también los niveles de inmunización eran elevados, en Cuba el proceso de vacunación fue más reciente.
Además, en nuestro país se incorporó en el esquema primario de vacunación la aplicación de una tercera dosis. Los resultados han validado la importancia que tuvo haber diseñado nuestras vacunas con la aplicación de tres dosis.
La tercera dosis permite una mejor maduración de la respuesta inmunológica, no solo se incrementa la cantidad de anticuerpos, sino también la calidad de los mismos. Por otra parte, contribuye a mejorar la activación de la respuesta celular, que es otro mecanismo de defensa con un papel importante en combatir las infecciones.
Otro elemento que ha tenido un impacto notable en el control de la ola Ómicron, es haber realizado una campaña de inmunización en la población pediátrica por encima de dos años de edad.
Por otra parte, entre finales del 2021 y las primeras semanas del año 2022 se logró aplicar una dosis de refuerzo al 50 % de la población, incluidos los convalecientes de la enfermedad, siendo Cuba uno de los primeros países en reforzar la inmunidad de las personas que se contagiaron.
Sin dudas, la calidad de las vacunas cubanas y la estrategia de inmunización han sido factores claves en los resultados que se están alcanzando en el control de la pandemia en nuestro país.

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