Programa de Donación de Sangre: Los brazos de la vida

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Hay brazos que son más que brazos. Que se multiplican, que van sobre otras piernas, miran con otros ojos, besan otras bocas, tienen diferentes edades, sueños, conquistas… A veces son conocidos, amados. Otras, podrían encontrarse y no reconocerse.

Como todo en la vida, hay brazos que dan para que otros reciban. Algunos son desinteresados, abundantes, agradecidos…, otros más retraídos, celosos de sobra con la savia preciosa de sus venas, dispuestos apenas, y siempre los hay secos, por voluntad o “variantes del tiempo”.

Hay brazos que dan aliento. Que donan sangre, para salvar a un prójimo que, a su vez, podría hacer lo mismo por un tercero. Cadena de vida. 

Así piensa una aun sin estar donde esas historias comienzan, pero ya allí donde la gente va por espontánea voluntad y las construye, se entiende mejor por qué no es solo un hecho potestativo. Es un acto tremendamente altruista.

El proceso

Llegamos sobre las 8:00 de la mañana al Banco de Sangre, ubicado en calle 14 Norte entre San Gregorio y Santa Rita, en la ciudad de Guantánamo y nos dicen que ya han pasado varios voluntarios, porque se empieza temprano, a las 7:00. Avanzamos por un pasillo en el que se camina sobre un piso limpísimo, como en la institución toda, donde no solo hay brillo, hay orden y disciplina, eso se respira.

Estamos a las puertas de la consulta de Chequeo al donante, previa a la extracción. Allí nos encontramos, muy tranquila, a Yelaine Hernández Pérez.

“Vengo cada cuatro meses, por convocatorias del trabajo, cuando alguien necesita o por iniciativa propia. Soy A+ y una donante regular. Es algo que asumo con mucha responsabilidad. La noche previa me acuesto temprano, no bebo alcohol, me hidrato y, por supuesto, llego aquí en ayunas”, responde a nuestra pregunta.

Todavía no ha llegado el momento del pinchazo y pensamos que por eso está tan relajada, mientras Elsida Leyva Crespo -tres décadas de trabajo en el Banco- chequea que se haya respetado el tiempo desde la última donación. Lo más invasivo que observamos es esa pequeña punción que acaba de recibir Yelaine en un dedo de la mano, pero ella como si nada. Es importante para saber la hemoglobina, el grupo y factor que revela el tipo de sangre y para la prueba de lipemia.

Sin dejar de hacer lo suyo, la experimentada trabajadora del Banco nos explica que esa última prueba es imprescindible, pues revela la turbidez de la muestra, que a su vez es garantía de que no se produzcan interferencias en la determinación de los componentes de la sangre que se dona.

Ahora debería registrar la temperatura, pero no tiene termómetro. Entonces lo hace como puede, tocando la frente de quien consulta. Y listo. “Es muy rápido, e igual de importante. A ella, por ejemplo, la conozco y todo es sencillo. Hay personas más temerosas”, comenta Elsida.

Unos días después de la visita de Venceremos, supimos que la falta del mencionado instrumento ya era cosa del pasado, de una jornada muy puntual.

Luego, Hernández Pérez pasa a la consulta donde -por hoy- está la Licenciada en Enfermería Rosalía Coss Suárez. Realiza un interrogatorio exhaustivo, indaga sobre patologías, los medicamentos que consume, practica un examen físico: peso, signos vitales…

A unos pasos, Tomás Ramírez Basulto -sangre 0+, donante habitual aunque hoy acude a aportar sangre para su esposa- se acomoda con soltura en uno de los cuatro asientos del box de extracción, y extiende el brazo.

Adis López Fernández, licenciada en Medicina Transfusional, se mueve con aplomo, coloca la bolsa de extracción sobre una balanza y se dispone a canalizar la vena.

La sangre, poco a poco, irá ocupando la bolsa colectora hasta que el instrumento de medición -que además mueve el compuesto biológico acompasadamente, para que se mezcle con un anticoagulante- marque, exactamente, los 450 gramos.

Después vendrá el proceso de recuperación para el donante, y el inicio del procesamiento y análisis de la sangre en las áreas de producción y laboratorio de la propia institución.

Sangre segura

“Nosotros, lo que en verdad necesitamos, son los brazos de personas que, además de disposición, estén en edades comprendidas de 18 a 60 años, pesen más de 50 kilogramos y tengan un perfecto estado de salud”, asegura Mirtha Rosales Chi, directora de la Unidad Presupuestada Banco provincial de Sangre, de Guantánamo, quien tiene 28 años de labor en esa institución, 11 de ellos al frente de esa entidad, ubicada en el populoso reparto Caribe.

Lo dice porque cuentan con un personal calificado -la mayoría Licenciados en Medicina Transfusional-, y estable en las tres áreas de trabajo: donación, producción y laboratorios, además de los reactivos y el equipamiento óptimo que garantizan una sangre segura, sin embargo, ha visto descender el número de donantes de más de 2 mil al mes en los años 90, a apenas un millar en el mismo periodo, y fluctuar en la misma cuerda de la economía.

“Lo que no se mueve es la necesidad de los componentes sanguíneos en las instituciones de Salud, fundamentalmente en los hospitales para sus programas Quirúrgico y Materno-Infantil. El Hospital General Doctor Agostinho Neto, por ejemplo, solicita mensualmente de 900 a mil 100 transfusiones”, recalca.

En esas y otras demandas, se sustenta el plan fijado, que es de mil donaciones al mes. Aunque en otros momentos tuvieron problemas con las bolsas colectoras y agujas para puncionar, ese no es un problema en la actualidad. Lo es, eso sí, no haber logrado la cifra prevista para marzo y mayo, y que hasta el día viernes 14 solo se hayan realizado 355, de las correspondientes a junio, y no precisamente por aquellas causas.

La directora del Banco provincial no descarta que en ello influyeran los apagones, debido a la baja capacidad de generación eléctrica que golpea al país, entre otras carencias que muchas veces son solo mitos. Y deja claro que el de Donación de sangre es un programa conjunto que requiere acciones más efectivas por parte de otros factores muy determinantes.

Se refiere en ese último aspecto, a la necesaria convocatoria y movilización a través de los Comités de Defensa de la Revolución, y al rigor en los centros de Atención Primaria de Salud, donde se debe realizar la dispensarización del donante y el examen general, dos veces al año, además de revisión oftalmológica y estomatológica una vez cada 12 meses.

Por otra parte, llama la atención sobre los peligros de que las personas, en desesperado afán para resolver sus problemas personales o familiares, acudan a donar y oculten enfermedades que pueden estar en etapa de incubación, porque aunque se les realicen las pruebas pertinentes, estas no revelan aún su positividad. A eso llaman sangre no segura.

“A veces sucede, que los donantes acuden solamente cuando la sangre o componente lo necesita un familiar o amigo, y eso trae como consecuencia demora en el suministro de los componentes sanguíneos, pues el procesamiento de esa sangre demora aproximadamente seis horas. Eso atenta contra la calidad de atención al paciente, de ahí la importancia de la sistematicidad de las donaciones para que exista un stop de sangre y componentes que puedan ser utilizados de forma inmediata”, explica.

Preguntamos sobre el funcionamiento de los Bancos móviles, y la actual subdirectora, Yalianne Mustelier González, trabajadora del centro desde hace casi 20 años, manifiesta que están creadas las condiciones, pero el problema de esa variante, que acerca el servicio al donante y es vital para aumentar la disponibilidad de sangre, es la productividad.

“Teniendo en cuenta todo lo que implica su movimiento, sería factible aplicarla cuando logren realizar unas 15 extracciones y, por lo general, se alcanzan cuando más, cinco. Falta movilización”, reitera.

El Banco, dice la joven subdirectora, cuenta con dos equipos móviles con personal calificado para los procesos, pero puede llegar a cuatro, si es preciso. Se trasladan, en dependencia de la frecuencia en que son solicitados, a los municipios, excepto Baracoa, donde existe un Banco municipal con sus carros especializados.

Hay, básicamente, todo lo necesario, o casi todo. Solo faltan más brazos.

Tomado de: Venceremos

 

 

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