Acreditación de la especialidad Medicina Interna: Un paso hacia la excelencia

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Anais González Jarrosay y Acralys Guerra Cobas son especialistas en I Grado en Medicina Interna. Ambas, desde el Hospital General Docente Dr. Agostinho Neto, de la ciudad de Guantánamo, llevan sobre sus hombros una inmensa responsabilidad: forman parte del equipo encargado de participar en el primer proceso de acreditación de la especialidad a la que pertenecen.

Juntas, conversan sobre las especificidades del proceso de certificación para el que se preparan, el cual permitirá continuar con la formación de galenos en el territorio. «La acreditación se centra en evaluar la calidad de la formación del nuevo especialista en Medicina Interna, sus habilidades y competencias», comenta la doctora Anais.

«Guantánamo -continúa- es una de las provincias que más atrasada se encuentra en este proceso, que comenzó en esta institución en el servicio de Terapia Intensiva, que obtuvo la calificación de excelencia. Luego, le siguió Cardiología, que todavía espera la evaluación de la Junta de Acreditación Nacional.

«En esta nueva etapa, además de nuestro servicio, se certificarán las especialidades de Medicina Natural Tradicional, Medicina física y rehabilitación, además de Maxilofacial, lo que permitirá avanzar y validar, a nivel nacional, todas las especialidades de posgrado del centro».

Sobre las especificidades de la acreditación, explica Acralys. «Existen tres tipos de clasificación que se pueden tener como resultado: calificado, que tiene una validez de cinco años y es el de menor rango; certificado, con siete años de duración y de excelencia, que es al que todos aspiramos y se extiende por nueve años».

Este proceso de homologación de las competencias médicas evalúa seis dimensiones de trabajo. Con respecto al tema, Anais expresa que «el primero de estos apartados es la pertinencia integral, donde se mide el programa, los créditos a alcanzar, los convenios que garantizan las unidades empleadoras y de trabajo que permiten el desarrollo; después, está el claustro, que se evalúa de conjunto con el comité académico, quienes rigen y dirigen todo el proceso de formación».

Acralys, a su lado, complementa la información. «También se tiene en cuenta el trabajo con los estudiantes, como resultado de la implementación del desempeño del claustro con el propio programa de formación; el impacto social y económico, que se evidencia a través de la satisfacción de la poblacional en general y los beneficios que representen los egresados, que estarán más calificados y para satisfacer las necesidades que tengamos, además del currículo de la especialidad.

El proceso de acreditación de especialidades médicas no solo garantiza la calidad de la formación de los nuevos especialistas, sino que también trae consigo una serie de beneficios y una importancia trascendental para el sistema de salud y la población en general.

«El mayor beneficio es promover la preparación del nuevo especialista», comenta la doctora Anais. «Esto no solo se traduce en un profesional más capacitado, sino también en cambios significativos en la calidad de vida de la población. Un residente bien formado adquiere habilidades específicas durante su especialización, lo que le permite abordar problemas de salud de manera más efectiva y con un enfoque integral».

Asimismo, impulsa mejoras desde el punto de vista académico y curricular. «El especialista no solo se supera durante su formación, sino que continúa su desarrollo profesional posteriormente. Muchos de nuestros médicos avanzan en su carrera académica, convirtiéndose en instructores, auxiliares, e incluso alcanzando el grado de doctores en ciencias. Afortunadamente, contamos con un claustro muy bien formado, lo que enriquece aún más el proceso de formación».

Por su parte, la doctora Acralys enfatiza la importancia de este proceso para todos los involucrados. «El egresado de estas especialidades acreditadas será un médico con un nivel científico y cultural mucho más elevado», afirma. «Un médico mejor preparado significa una atención de mayor calidad, tanto en el ámbito secundario como en el primario».

Guerra Cobras también destaca la contribución a la obtención de personal altamente calificado, capaz de desempeñarse con excelencia en las diferentes áreas de la salud. «Esto es fundamental para satisfacer las necesidades de la población y para fortalecer el sistema de salud en su conjunto».

González Jarrosay profundiza en este aspecto. «Cuando logramos que el residente adquiera todas las habilidades necesarias —desde realizar un interrogatorio adecuado y aplicar correctamente el método clínico, hasta indicar los complementarios precisos—, estamos asegurando una atención de mayor calidad», explica.

«Además, es fundamental que el médico mantenga la ética, los valores humanos y sea lo más delicado posible con la situación del paciente. Todo esto contribuye a brindar una atención más agradable y efectiva para el enfermo que estamos atendiendo».

Resalta, de igual forma, el papel central de la medicina interna en este proceso. «La especialidad de medicina interna es una de las especialidades clínicas rectoras, la madre de todas las áreas clínicas», afirma. «El médico internista es aquel que atiende principalmente el aspecto clínico del paciente.

«Desde el momento en que el paciente llega, el internista comienza con el interrogatorio y va extrayendo datos científicos que le permiten llegar a un diagnóstico lo más certero posible. Estos datos, recogidos durante el interrogatorio y complementados con estudios adicionales, son fundamentales para guiar el proceso de investigación y tratamiento del paciente, ya sea en el cuerpo de guardia, en emergencias o durante la observación».

Sobre la responsabilidad que conlleva estar presente en la primera acreditación de la especialidad, Acralys enfatiza: «La Medicina Interna es la base del diagnóstico. Es la especialidad que se encarga de hacer el diagnóstico inicial, y para ello es fundamental interrogar al paciente, basarse en sus antecedentes y examinarlo minuciosamente».

Ambas coinciden en un punto: este proceso conlleva mucho esfuerzo. Implica mantener una documentación legal bien organizada, incorporar a todos los factores de la provincia que están involucrados y contar con su apoyo, una preparación metodológica rigurosa, y garantizar el compromiso de todo el personal del servicio y de la institución. La acreditación no es un beneficio personal, sino colectivo. Es un logro para el servicio, para el hospital y, en última instancia, para la población guantanamera.

Tomado de: Venceremos

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