Mortalidad infantil: Cuando menos, es más…

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Roberto Matos Salmon, especialista en primer grado en Pediatría y responsable por estos días del Programa de Atención Materno Infantil (PAMI) en la provincia, se toma los números con la calma necesaria para interpretarlos, ponerlos en contexto y proyectarse, en consecuencia.

Igual, no son fáciles. Al cierre del 2023, Guantánamo reportaba una tasa de mortalidad entre menores de un año de nueve por cada mil nacidos vivos, ligeramente menor a los 9.6 del 2022, reconocida como la más elevada de los últimos años para la provincia.

El mérito, que hasta aquí sabe a poco, cobra más valor teniendo en cuenta la reducción en los nacimientos, 5 mil 800 en total y casi 400 menos que durante el año precedente; y en el hecho concreto de que las muertes fueron, realmente, menos.

Pero todavía no es tiempo de alivios y mi entrevistado lo sabe: “Se pudo hacer más”, me dice simplemente, antes de cualquier otra pregunta o respuesta…

¿Cuáles son los principales resultados del programa?

En todos los indicadores del PAMl: tasa de mortalidad infantil, índice de bajo peso, tasa de muerte fetal tardía, y mortalidad prescolar, escolar y materna; se mejoran los números con respecto al 2022, pero solo los dos últimos cumplen con los requerimientos del país.

Tuvimos, por ejemplo, 424 infantes con bajo peso al nacer, 22 menos que el año anterior, pero que resulta en un índice de 7.31, cuando el propósito es mantenerlo por debajo de seis.

Los mejores resultados fueron en la reducción de las muertes maternas, de cuatro a solo una en los últimos 12 meses, a pesar del incremento de la morbilidad entre las embarazadas, o sea, de las que llegaron a estar en estado crítico o grave, la mayor parte por sepsis, enfermedad hipertensiva, hematoma retroplacentario…; y la mortalidad escolar, de cinco a 14 años.

Como siempre, cada territorio tuvo sus propios números. En mortalidad infantil, por ejemplo, aunque todos los municipios reportaron fallecidos, el mejor indicador y el único que cumple el ideal nacional de estar por debajo de seis es San Antonio del Sur.

En bajo peso, solo honra el indicador Baracoa, y en muerte fetal tardía (muertes fetales en estado avanzado de gestación) dos municipios -Imías y Caimanera- no tuvieron casos, y Niceto Pérez, San Antonio del Sur y Manuel Tames cumplen las pretensiones del país.

Por su parte, en mortalidad prescolar, de uno a cinco años, solo incumplieron y reportaron decesos las demarcaciones de Yateras, Baracoa y Guantánamo; y en escolar, no tuvieron muertes Yateras, Maisí, Imías, San Antonio, Niceto y Caimanera.

¿Qué causas pesaron más en la mortalidad entre los menores de un año?

De las 52 defunciones, la mayoría ocurrieron en neonatos, menores de 28 días, con bajo peso, o sea, nacidos con menos de 2 mil 500 gramos, pretérmino y con crecimiento intrauterino retardado, conocidos regularmente como CIUR; pues están predispuestos a tener largas estadías hospitalarias, y a desarrollar enfermedades como trastornos de la coagulación, procesos infecciosos…

Más del 57 por ciento falleció a causa de afecciones perinatales, y en menor medida por sepsis en mayores de 28 días, infecciones del sistema nervioso, malformaciones congénitas, que se incrementaron con respecto al 2022, aunque se mantiene por debajo del indicador nacional.

Esas causas, a su vez, tienen sus propias condicionantes. El bajo peso, sobre todo, se relacionó con la prematuridad, la enfermedad hipertensiva asociada al embarazo y la rotura prematura de membrana.

Mientras, la prematuridad tiene detrás periodos intergenésicos cortos (tiempo entre embarazos), el embarazo en la adolescencia que representa entre el 14 y el 16 por ciento de las grávidas, aunque nos comportamos por debajo de la media nacional; partos pretérminos anteriores, enfermedad hipertensiva, la rotura de membrana…

Cuando dice que los resultados pudieron ser mejores. ¿A qué se refiere específicamente?

Es posible reducir el bajo peso al nacer, uno de los factores más ligados a la morbimortalidad en los menores de un año. Ya se ha logrado y considero que podemos volver a hacerlo.

Claro, hay que tener en cuenta que es multifactorial. Hay elementos nutricionales, pero la mayoría tienen que ver con las patologías de base, el embarazo en edades muy tempranas o tardías, la enfermedad hipertensiva…, que también provocan prematuridad y CIUR.

Tenemos potencialidades: personal calificado, voluntad política, cobertura médica y disposición.

Mucho depende de cómo llega la mujer al embarazo. En el antes, la prevención, en otras palabras…

Ciertamente nuestras mujeres no están llegando al embarazo en condiciones óptimas, como resultado de un control de riesgo preconcepcional que no es todo lo eficiente que debiera y pudiera ser.

Si logramos llevar a una mujer al embarazo con un estado nutricional adecuado, con peso apropiado, sin anemia…, con las enfermedades crónicas compensadas y en su mejor momento, con el uso de ácido fólico y mufer, y que la concepción sea programada y deseada, se reduce significativamente el riesgo de complicaciones.

¿Cómo lidia el PAMI con las dificultades materiales que nos afectan con más fuerza en los últimos meses, mezcla de la crisis pospandemia y, por supuesto, el recrudecimiento del bloqueo?

El PAMI es un programa que sigue siendo priorizado, a pesar de que no estamos ajenos a las dificultades del país. Cerramos el año con equipos de ultrasonido en todos los municipios y cuando tuvimos dificultades con alguno de esos medios diagnósticos, buscamos alternativas para garantizar el servicio.

Se dispuso de la analítica fundamental (exámenes de laboratorio) para seguir el estado de las gestantes y los bebés, y a pesar de las carencias se garantizaron los principales medicamentos del programa.

Y, en cuanto al personal, buscamos estrategias para completar los grupos básicos de trabajo con las especialidades base del programa en la atención primaria, con la certificación de médicos generales integrales en las especialidades de Medicina Interna, Obstetricia y Pediatría; y apoyar al sistema secundario.

¿Prioridades para el actual año?

La prioridad es cerrar el próximo diciembre en mejores condiciones, reducir las muertes y el resto de los indicadores de manera significativa. Para lograrlo se requiere trabajar más con los factores de riesgo, con la prevención en todos los sentidos; pero también detectar y actuar tempranamente cuando aparece la morbilidad. Esa es la clave del éxito que, en nuestro caso, es la vida.

Tomado de: Venceremos

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