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Pintar colores en días grises

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Yunelis Rojas Castillo sostenía en brazos a su hijo Javier Alessandro, cuando observó “algo raro” en uno de sus ojos. Lo llevó al servicio de Oftalmología en el Hospital General Docente Doctor Agostinho Neto, de la ciudad de Guantánamo, y ahí empezó el difícil camino que terminó en La Habana con consultas, ingresos, diagnósticos, cirugía, tratamientos, quimioterapias…

“La familia debe ser muy fuerte para apoyar a sus hijos, hay que demostrarle que la existencia es un proceso que se vive sin miedo, con mucha fe y esperanza”, asegura la madre de Alessandro.

“Con apenas dos meses de nacido le fue diagnosticado retinoblastoma bilateral (cáncer ocular que se forma en la retina); lo operaron, pero hubo que darle quimioterapia porque la biopsia fue positiva. En el Centro de Investigaciones Médicas Quirúrgicas (Cimeq) le hicieron el cambio de prótesis y, aunque ahora le dé los detalles así de rápido, han sido 15 años muy, muy duros”, asegura Yunelis Rojas al rememorar las angustias vividas durante esta compleja etapa.

“Es muy difícil para una madre escuchar a su hijo decirle que tiene miedo morir, que no quiere quedarse ciego, que se pone negativo por las mismas depresiones que sufre y se ahoga al querer hacerlo todo de un tirón, asegurando que no tiene tiempo…

“En esos momentos uno se sobrepone a todo y le da ánimo, porque la existencia es un proceso que se vive sin miedo, con mucha fe y esperanza, donde se trazan metas, que si no cumples hoy, lo podrás hacer mañana”, dice con total firmeza mientras mira rebosante de orgullo a Javier Alessandro, quien permanece sentado a su lado.

“Son niños que necesitan mucho cuidado, comprensión, y sobre todo, amor. Hemos sufrido el bullying, y aunque resulte difícil asimilarlo, existen personas que pueden ser realmente malvadas al burlarse del padecimiento o discapacidad de alguien.

“Lo bueno es que no se lo he permitido a nadie y he tenido, en los casos que ha ocurrido, el respaldo de la mayoría de los personas, los directivos de la escuela, y el trabajo del sicopedagogo, detalla la joven madre, a quien Javier define como “su mejor complemento”.

“Ahora está estable, y no puedo dejar de reconocer la extraordinaria ayuda brindada por los especialistas de la capital y los de aquí. Todos muy atentos, explicándome bien claro el proceso de la enfermedad, dándome fortaleza para enfrentar el padecimiento, visitándonos en la casa, enviándonos mensajes, llamando por teléfono para saber del niño”, que ya cursa la Enseñanza Media en la secundaria Pedro Pablo Rivera Cué, en el Sur de la ciudad, y aspira estudiar Informática.

También agradece la iniciativa de las coordinadoras del Programa del Cáncer en el municipio de Guantánamo, quienes unieron voluntades junto a organizaciones de masas, entidades estatales, colectivos laborales y negocios privados para organizar un especial encuentro en el Ranchón Tripleplay, con niños que tienen este padecimiento y sus familias.

“Este tipo de actividades los llena de alegría, porque participan fuera del hospital o las consultas con otros pequeños igual que ellos, y es muy gratificante, además, que en medio de tantas escaseces las personas compartan lo que tienen para contribuir en darle optimismo y alegría, mi infinita gratitud a quienes hacen más llevadera esta oscura enfermedad, dice emocionada Rojas Castillo.

Tomado de: Venceremos

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