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Yodelmis y la terrible noche

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Muchas historias ha generado Oscar. Varias se han contado, otras están por conocerse. La de Yodelmis Furones Matos ha trascendido por múltiples razones: la atención inmediata en el Hospital de Baracoa, su traslado en un helicóptero de la Fuerza Aérea Revolucionaria, hasta Santiago de Cuba, y la consagración del equipo médico que, literalmente, le ha salvado la vida.

La madre, Kirenia Matos Laborí –residente en Joa, Baracoa–, ya está más tranquila. La desesperación y el dolor, como para que la memoria suprima esos recuerdos de manera intencionada, conocida como amnesia disociativa, va extinguiéndose.

Ahora, con las mejores noticias sobre la evolución satisfactoria de su hijo, puede describir los instantes de aquella terrible noche.

CUANDO EL SUFRIMIENTO ES TRAÍDO POR EL VIENTO

Joa es un pintoresco pueblo de poco más de mil habitantes, «es una región encantadora, de naturaleza vistosa y favorable al desarrollo agrícola; atravesada por el río, que tiene igual denominación, y que, como única vía principal, tiene la calle Rodney Coutín», rememora con nostalgia Kirenia. Ahora hay destrucción allí y más lluvias.

El lunes 21 de octubre de 2024 cambió la historia en esa zona del oriente de la Isla. La familia dormía, tras una jornada de labores, porque se avecinaba un huracán. Silencio, luego el estruendo, el horror: un árbol de mango se abalanzó sobre la casa, derrumbando una pared que cayó en la cabeza de su pequeño Yodelmis.

Intentando rescatarlo, en medio de tanta oscuridad, su esposo quedó atrapado inicialmente bajo los ladrillos, y sufrió lesiones en la pierna.

Una vez que logró sacarlo, entre las fuertes lluvias, las embestidas del viento y el pánico, fueron en busca del vecino, quien reside a pocos metros.

Sin dudarlo ni un segundo, este decidió utilizar su jeep para transportarlo hasta el hospital docente Octavio de la Concepción y de la Pedraja, donde recibió los primeros auxilios. De allí, vía aérea un día después, por las inclemencias del tiempo, hasta el Hospital Infantil Sur Doctor Antonio María Béguez César (La Colonia), con la asesoría del doctor Roberto Hernández López, quien preside la Comisión de Casos Graves de Terapia, en la institución de Santiago de Cuba.

«Quienes aquí me recibieron y atendieron a mi bebé desde el martes –compartió Kirenia–, son ahora también como de la familia. Los doctores, las enfermeras, los de servicio… ¡Qué buen trato!, ¡cuánta ayuda de tantas personas que no conozco y me han donado de todo! A veces no tengo palabras, porque agradecer me parece poco. Veo a mi hijo vivo y mejor. ¿Hay algo más grande que eso en el mundo?

«Tengo otro niño de 12 años, que estaba con su tío. Mis padres también están allá, todos bien, gracias a Dios. Estoy al habla con ellos y con mi esposo, que también lo atienden» (en el Hospital Militar, Doctor Joaquín Castillo Duany). Kirenia calla, casi no puede contener la emoción, respira profundamente y nos regala otra sonrisa de gratificación. Ella es fuerte, muy fuerte.

OTRA PROEZA DE LA MEDICINA CUBANA

La doctora Zaida María León Castellanos, subdirectora quirúrgica en La Colonia, explicó que, tras la notificación del Minfar y del sium sobre el traslado, efectuaron todos los preparativos pertinentes para recibir al paciente y a sus familiares: «Contamos con el apoyo del Gobierno y del Partido en el territorio, y de la Dirección Provincial de Salud. Agradecemos, además, al equipo de la Unidad Quirúrgica, Cuerpo de Guardia y Radiología».

Por otra parte, la doctora Daimila Rodríguez Sanamé, especialista de primer grado en Pediatría, diplomada en Terapia Intensiva y jefa de este servicio en la institución, refirió que el niño arribó despierto y reactivo: «Continuamos con la estrategia de trabajo que se tuvo en cuenta desde Baracoa, de mantenerlo con los antibióticos, el antiedema cerebral y los protectores neurológicos».

El doctor José Carlos Ibarra Lefebre, especialista de primer grado en Neurocirugía, al frente del caso, apuntó: «Fue atendido como politraumatizado –traumatismo craneoencefálico grave– por todas las especialidades. Se realizaron Rayos x de cráneo, en los que se visualizó una fractura. Con posterioridad, se profundizó en una Tomografía Axial Computarizada, en el Hospital Oncológico Conrado Benítez.

«Allí se visualizó una fractura deprimida abierta penetrante frontal derecha, asociada a un neumoencéfalo (aire dentro de la cabeza), tras una lesión de la duramadre o cubierta del cerebro; en su caso, tenía incrustado en esta parte un fragmento óseo.

«De manera urgente se tomó la decisión de realizar una esquirlectomía craneal (operación para remover este tipo de vestigio de una fractura deprimida), se limpió el área y cerró la apertura.

«Con un tiempo de duración de una hora y 20 minutos, la cirugía fue un éxito, no tuvo complicaciones. Es trasladado estable a la Unidad de Cuidados Intensivos, sin secuelas neurológicas; se extubó desde el jueves, tras 24 horas intubado y ventilado».

Durante la visita a la Sala, el equipo reporteril pudo constatar que Yodelmis tiene movilidad de sus extremidades, se encontraba despierto y cooperativo; conversa con monosílabos y responde órdenes. «Ahora solo queda observar su evolución clínica, seguir con las preguntas de orientación y verificar los efectos motores», destacó el especialista.

En otras precisiones, la Subdirectora quirúrgica añadió que se les ofrecerá apoyo sicológico profesional a los tres (padres e hijo), para ayudarlos a superar el evento traumático.

LA SOLIDARIDAD TAMBIÉN SE MULTIPLICA

A veces un granito de arena se convierte en un mar de solidaridad, y en Santiago de Cuba sobran muestras de esta máxima. Hasta la Sala de Terapia Intensiva de La Colonia llegó el Millenium Bar y la Asociación de Descendientes de Haitianos para dejar, de alguna forma tangible, una muestra de amor.

Milagros Merbillet Mericie, presidenta de la Asociación en la provincia, acotó que se entregaron a la madre del pequeño dos cajas, con ropa para los adultos y el niño, zapatos, avituallamientos como cepillo y pasta dental, jabón y globos para celebrar cuando se recupere totalmente. Al tiempo, se han sumado instituciones estatales y trabajadores por cuenta propia, para llevar pertrechos y alimentos.

Kirenia se ve ahora más feliz junto a su hijo Yodelmis, lo abraza, lo besa y le da la mano con ternura y cuidado. Él nos regala una mirada de calma e inocencia. Gracias a las atenciones de tantas personas –desde el primer momento– pudo volver a ver a su madre. Esta es su historia, y la de la proeza de esos hombres y mujeres que le salvaron la vida.

Tomado de: Granma

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